Magritte
Poder del pensamiento
¡Qué poder inmenso el del pensamiento!
vuela con sus alas poderosas
donde mi alma voluble y caprichosa
quisiera encontrar dicha y encanto.
Pisar la luna sin naves espaciales,
dar vueltas al mundo sin hélices ni velamen.
Pero, ¿de qué sirves, egoísta mente humana?
si pensando sólo inventas seres irreales,
paisajes fabulosos
e historias de mil amores.
Mente pensante, no sueñes. Trabaja,
amasa pan para el niño hambriento.
Consuela esa alma sufriente y solitaria,
quita el dolor a ese hombre moribundo.
Pero cuando empiezas a ver calamidades
cobarde, nublas tu pantalla imaginaria,
un sopor invade la magia poderosa,
das vuelta tu última página inventada
de tu soberbia novela fantasiosa.
Verso libre
Ya la luz nos ha dejado
las siluetas se dibujan poco a poco
mis pies se deslizan temblorosos
sigilosa recorro la casona.
Una habitación
la siguiente
el último dormitorio.
Cruzo el comedor, sin dificultades.
Entro a la cocina por un vaso de leche,
no, no me apetece.
La luna asomada a la ventana
me ayuda con su luz
cómplice sonriente.
Está todo en orden,
los mayores, durmiendo
los niños soñando ingenuamente.
Regreso a mi vieja habitación,
boto un florero.
¡Mamá!, alguien anda
en la pieza de la abuela.
Calma hija, ve a dormir
si algo escuchas, duerme en paz
que la abuela nos protege
porque así lo prometió
ese triste día que a otro mundo se marchó.
Luchín
Se acerca Luchín
por un sendero
entre los cipreses
del camposanto.
Se ha escapado de las cuerdas
y los cantares de Víctor Jara.
Lleva un clavel rojo
en sus manos.
Busca un nicho sin nombre.
Es su ofrenda a ese padre
que no conoció.
Levanta su mirada al cielo
como una muda plegaria.
Negros nubarrones lo cubren.
Pronto lloverá.
Deposita el clavel y se marcha.
Has crecido, Luchín.
Con tu rostro pálido
dos negras lunas
que miran con dolor,
la barbilla levantada
y tu paso firme,
pareces un niño Quijote.
Se va borrando tu figura
en la distancia y recuerdo:
Si hay niños como Luchín
que comen tierra y gusanos
abramos todas las jaulas
pa’ que vuelen como pájaros.
Héroes de Antuco
Nobles reyes sin cetros ni coronas
investidos por gran capa de armiño
quedaron dormidos como niños
cuando bajaban por las suaves lomas.
Tocaron las estrellas y luceros
subieron por mandato la montaña
descubrieron dónde nace la mañana
lanzando rayos detrás de hermosos cerros.
El dios de los volcanes se enojó
y ateridos yertos empapados
con nieve y viento congelados
en un abrazo blanco los dejó.
Ya no esperen más, padres, hermanos, novias
que no volverán sus pies por el camino
ya la Patria les enseñó el destino
por dónde van los que quedan en la historia.
Hoy todo Chile está de duelo
por la muerte de los jóvenes soldados
otra vez sin culpa y torturados
llora el pueblo a sus hijos sin consuelo.
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