lunes, 26 de marzo de 2007

Luz María Bórquez


Venus recreándose en el amor y la música
Tiziano di Gregorio



Sortilegio


Mi alma navega en círculos de agua

donde el tiempo teje sus historias

a la hora que rezan los relojes

la plegaria de los recuerdos.

La verdad me deja ciega

cuando explota con luces de artificios

la majestad del verbo, la palabra.

Quédome desnuda entre las hojas

tiritando en el árbol de mi origen

me entretengo en revivir mi lumbre

de solsticios que arden en mi mente.

Abro las ventanas de donde vienen las voces,

donde mis fantasmas duermen

junto al olivo que la paz me deja

imantada al arco iris de mis sueños.

Entonces siento aquí dentro del pecho

un colmenar de doradas abejas

que fabrican con mis penas

el antídoto de la muerte,

al miedo de la muerte.



Ausencia


Noche enjoyada de diamantinos brillos

cómplice de llanto contenido.

Abro sin recato las esclusas

de las aguas salobres de mi río.

Juntos sorteamos senderos escarpados

floridos valles, tormentosos ríos,

bebí el vino dulce de tus labios

atando mi vida a tu destino.

Por las noches leyéndote mis versos

acariciabas mi pelo sobre la almohada,

no osaba mirarme en el espejo reflejada

mi vejez y la piel ajada.

La luz que iluminaba mi semblante

se pagó un abril al caer el día

escucho rezar, te has dormido

mi alma se arrodilla

ante el paradigma de la vida y la muerte.

Salgo a la calle y busco en mil rostros

tu mirada franca, tus brazos fuertes

tu gesto, tu sonrisa transparente,

en ningún lugar lo encuentro.

Me refugio en mis dioses heredados

busco tu imagen en su esencia

mas la pena aflora entre mis labios

degusto el agri-dulce de tu esencia.

Rosas brotarán sobre tu cuerpo

se curvará mi espalda con los años

escribiré con hojas sueltas sin sentido

sobre un papel llamado tiempo.

Enfrento el último recodo del camino

me vuelvo a mirar lo ya andado

las palabras tienen mucho colorido

mas hoy no logran expresar mi abecedario.



De profundis


Como sucedió, no me di cuenta

serpiente agazapada bajo la hierba

artífice de imágenes espectrales

artera, el corazón me heriste.

Cuando no te esperaba apareciste

jinetes apocalípticos te escoltaban

depredadora de carnes palpitantes

intemporal, soberbia cabalgabas.

No te temo, mi lira es mi equipaje.

Te buscaré en la guerra, asilos, hospitales,

bajo la tierra donde duermen los humanos

convertidos en incienso para altares.

Me reconciliaré contigo pálida velada

me dormiré mirando las estrellas

acunando la pena que olvidaste

en un pliegue de mi solitaria almohada.



La Casa Nueva

Sentimientos encontrados agitan su pecho, no sabe si está contenta o triste.

Al fin se concreta el sueño de su vida. Ha pasado el tiempo que la llevó a unirse a la “toma” de terreno de relleno a la que se oponían las autoridades.

Recuerda esa noche, como cucarachas en la oscuridad levantaron sus viviendas entre cartones, nylon y maderas cobijaron sus pobrezas.

Dura su vida. El invierno con sus barriales, filtrándose el frío y la lluvia por las rendijas. En verano acarreando en balde el agua del grifo, resistiendo estoicamente la adversidad.

Ayer la asistente social de la “Muni” les dijo: _ “Lleven lo indispensable, los departamentos son muy funcionales.” _ “Cajas de fósforo”_ pensó Carmen. _ “Pero en cambio, _continuó la asistente_ tendrán luz eléctrica, agua potable, una escuela cercana para que envíen a sus hijos, les darán desayuno.”.

Carmen miró a su alrededor, el campamento se ve como cementerio terremoteado, faltan las voces de los niños, los gritos de las madres llamándolos y la risa de sus hombres jugando a la rayuela. ¿Cómo lo hará el Lucho para salir en las noches a recolectar cartones al centro de la ciudad con su carrito a mano?, ya que está cesante como maestro de la construcción.

Su buena vecina, la Anita, cuidaba de sus dos pequeños por las noches, ahora no sabe dónde quedó esta ubicada en los block. La angustia le aprieta la garganta. ¿Cómo pagará el subsidio, la luz, el agua, el gas?, ya que no podrá cocinar con carbón o leña en un tercer piso. Muy pobres éramos en el campamento, pero nunca faltó el “puchero”, las ollas comunes reflejaban la solidaridad.

Ha llegado el camión municipal a llevarse sus pocos enseres. Se concientisa _"No importa, apechugaré por mis chiquillos que merecen mejor suerte, en cuanto al Lucho, le pondré un parche curita, mejor tres en la “come mote” para que no salga a chupar con los amigotes, ¿quién me dice si al verlo tan re bonito se queda con nosotros en nuestra casita?”

Se aleja del campamento en el camión con su familia y sus bienes. Ana mira hacia atrás con lágrimas en los ojos y dice a su Lucho: “_ Ahora hay que mirar pa’ elante, oíste Lucho, no te hagai el de las chacras”.




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Tareas

Estimados integrantes de La Mampara, necesito que cada uno de ustedes me haga llegar: 1.- El nombre de su cantante favorito y ojalá la canción que de él más les guste. 2.- Un texto que sirva de prólogo para su libro personal, texto que sirva como presentación para cada una de sus obras. A la espera de sus trabajos, me despido y apago la luz por hoy. La señorita profesora, María Alicia