De Sueño de Trenes
Mueren los Trenes
(Plablo Neruda)
Se quedan soñando en estaciones viejas
ebrias de olvido
sin rumbos, sin ejes, sin rieles, sin caminos.
Mudos actores del pasado
besos anhelantes perdidos bajo sus asientos
sin cantos, sin risas, sin pasajeros.
El viento descansa en los vagones
no corre, volando casas blancas
ni huyen postes atolondrados.
Mueren indefensos, crucificados
con sus vientres de acero enmohecidos
con sus ruedas detenidas
mordidas por el tiempo
hambrientas de lejanías
buscando vías nuevas
donde albergar su duelo.
Silvia
Silvia suena a silvestre
aroma fresco
a montaña
hierba agreste del camino
que nadie pisa
que nadie arranca.
Huele a tierra nativa
lirios floridos
a canto de agua.
Escucha la voz del silencio
cuando mi nombre te alcance
no prohíbas mi recuerdo
a tus noches desveladas
deja que mi nombre
te despierte en las mañanas
porque sabe a miel
en los labios
del que me ama.
Naufragio
a los ojos de los hombres
como presagios
cubiertos de alas negras.
Las aguas pasan, corren
fluyentes, como la vida
como ríos de sangre
alimentan las ideas,
libres aladas, conducente
hasta muelles borrachos
de hombres rudos
ebrios de sueños de esperanzas.
Puertos de casas blancas
tejas rojas, sol caliente
donde las uvas nacen como mieles
donde el vino
se añeja en tinajas
En las cabinas muere el calendario
desgranando historias viejas
sin lograr
atrapar el tiempo en su naufragio.
Autorretrato
Mujer, madre origen
morena como greda
como barro hecho piedra
como tierra húmeda
de lluvia trasnochada.
Con un sol en el pecho
y un remolino de ideas
en berbecho.
Escapo
de la cárcel de mi mente
navego libre, alada
en la inconciencia feroz
de las palabras
para despertar fantasmas insistentes
que se cuelan en mi cama.
Para ofrecerles versos a mis muertos,
perpetuar las canas de mi madre.
Ya no es mi risa
cascabel despertando mariposas
ni mi piel lirio florecido,
pero aún tengo manos firmes
generosas
y el amor
es siempre manantial.
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